DIARIO EL LIBERAL: Ante una multitud, Polti instó a los fieles “a construir desde Santiago una patria de hermanos” | |
FOTOS: Daniel Edgardo Pérez
La comunidad católica santiagueña y de gran parte del país tuvo ayer una de sus más apasionadas, numerosas y emotivas celebraciones a partir de la impresionante movilización que reunió a unas 200.000 personas en la Fiesta Grande de Nuestro Señor de los Milagros de Mailín.
La cantidad récord de personas que se aglutinó ayer en Mailín fue equivalente a casi una cuarta parte de la población provincial.
Miles de fieles llegaron desde los cuatro puntos cardinales del territorio argentino. La misa central se ofició ayer, a partir de las 10 de la mañana, y fue presidida por el obispo de la diócesis de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti.
La misma fue concelebrada con el obispo de Añatuya, monseñor Adolfo Uriona, juntamente con el rector del Santuario de Mailín, padre Ramón Tenti y numerosos sacerdotes.
En su homilía, el obispo Polti destacó la devoción de los santiagueños al Señor de Mailín y, a la vez, instó “a construir desde Santiago una patria de hermanos”.
Sus iniciales expresiones fueron las siguientes: “De muchos lugares de nuestra querida provincia de Santiago del Estero y de Argentina hemos dado respuesta a la invitación que Nuestro Señor de los Milagros de Mailín nos hace, cada año, para participar de su fiesta grande, en estas tierras bendecidas y elegidas por el Señor”.
Luego, agregó: “Encontrarnos, como Pueblo de Dios, con el Señor de Mailín, en sus tierras, y después de un largo peregrinar, es una oportunidad única para agradecerle tantos beneficios que nos ha concedido, como así también volver a presentarle, con la confianza filial y la esperanza que no defrauda, nuestras necesidades espirituales y materiales y las de tantos hermanos nuestros que no han podido acercarse, pero que nos han pedido dejarle a sus pies sus peticiones”.
También recordó: “En este 2011, dedicado por la Conferencia episcopal Argentina, como el Año de la Vida, nos reunimos en torno al Altar del Dios vivo y verdadero, bajo el lema: “Discípulos y Misioneros de la Fe en el Señor de Mailín para construir desde Santiago una Patria de Hermanos”. Asimismo, como sucede en cada fiesta grande, celebramos la fiesta litúrgica de la Ascensión a los Cielos de Nuestro Señor Jesucristo. El Señor que “salió del Padre” hoy “vuelve al Padre” para abrirnos a cada uno de nosotros el acceso al Cielo; El ha querido precedernos como cabeza nuestra para que los miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino”.
A la vez, la homilía hizo referencia a los “discípulos y misioneros de la Fe en el Señor de Mailín”, al indicar: “Para acercarnos a Nuestro Señor de los Milagros de Mailín necesitamos de la fe. Sí, necesitamos de la fe en Cristo vivo, personal, real, que ha vencido -como podemos contemplar en esta imagen- la muerte y el pecado con su Cruz y también con su Resurrección”.
“Tiene que surgir en nosotros, discípulos en espíritu de sinceridad y de coherencia, un deseo irrefrenable de acercarnos, cada día más, a Jesús, de conocerlo, de verle, oírle y amarlo. ¡Cómo nos gustaría ver a Jesús! Ver a Jesús: éste es el deseo constante -afirmaba el Papa Pablo VI- de los hombres de buena voluntad. Embeber nuestros ojos del aspecto físico de nuestro Maestro, de nuestro Salvador”, dijo el obispo.
“Quizás nos parezca que si tuviéramos esta suerte, estaríamos más dispuesto a creerle, a seguirle, como sucedió con sus Apóstoles. Pero del mismo Evangelio nos llegan unas palabras que podríamos afirmar que desilusionan nuestra pretensión y que nos señalan como el camino, único y seguro, es el de la fe: “Bienaventurados los que aun sin haber visto creen” . Por tanto, será necesario que nos acerquemos a Jesús, el Señor de Mailín, mediante esta vía de conocimiento, delicado y no siempre fácil, que es la fe”, remarcó.
“Querer ver a Jesús implica la fe y acercarse a las Sagradas Escrituras, especialmente a los Evangelios. Sólo así podremos ser verdaderos contempladores del rostro de Cristo. El Papa Juan Pablo II, ahora beato, nos advierte “de que a la contemplación plena del rostro del Señor no llegamos sólo con nuestras fuerzas, sino dejándonos guiar por la gracia. Sólo la experiencia del silencio y de la oración ofrece el horizonte adecuado en el que se puede madurar y desarrollarse el conocimiento más auténtico, fiel y coherente… ”, señaló Polti.
Al referirse a la “construcción de una patria de Hermanos”, el titular de la diócesis santiagueña dijo: “Sólo a través de nuestra relación personal de fe, de esperanza, de amor con Cristo, con el Cristo histórico de los Evangelios; con el Cristo Salvador, cuya palabra y gracia custodia y dispensa la Iglesia; con el Cristo Pascual, que asocia a todo hombre a su redención; con el Cristo vivo, presente e invisible, que hoy asciende a los Cielos y que vendrá nuevamente, podremos sacar las fuerzas para construir desde Santiago una Patria de Hermanos. Sólo Jesucristo nos da el ejemplo y las fuerzas necesarias para dejar nuestra condición de habitantes y pasar a ser verdaderamente ciudadanos comprometidos con su Patria”.
En ese sentido, explicó: “Abrazando la fe cristiana podremos comprometernos a continuar entre las criaturas la misión de Jesús, en y desde nuestro lugar en la sociedad; podremos, no sólo remover los montes, como nos promete El, sino más bien el mundo y los corazones de tantos hombres que viven como si Dios no existiera”.
“No podemos caer en la desesperación ante una sociedad globalizada que en muchas ocasiones promueve una cultura no de la vida, sino de la muerte y de antivalores. Los cristianos como si fuéramos contra corriente, como en un plano inclinado, a través de la certeza que nos da la fe, debemos mirar lo que nos rodea con una luz nueva, aún cuando todo parezca que permanece igual, descubriremos que todo es distinto porque nuestra mirada es diferente, es la mirada de la fe de los hijos de Dios, que llega a descubrir que todo es para bien, que todo es expresión del amor de Dios. El hombre de fe mira la vida, con todas sus dimensiones, desde una perspectiva nueva, la que nos da Dios”, indicó el obispo.
“A este respecto los Obispo argentinos nos expresamos en el documento sobre el Bicentenario: “…nuestra mirada es esperanzada. «Los cristianos somos portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras». Creemos estar ante una oportunidad única. Podemos aprovecharla, privilegiando la construcción del bien común, o malgastarla con nuestros intereses egoístas y posturas intransigentes que nos fragmentan y dividen”, remarcó Polti.
“Asimismo para construir una patria de hermanos, necesitamos no sólo de la fe sino también de la virtud de la solidaridad. Esta no es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”, aseveró.
Por último, señaló: “Acudimos a Ti, Señor de los Milagros de Mailín, para pedirte -como lo hicieron tus Apóstoles- que aumentes nuestra fe y la de todo el pueblo santiagueño y argentino. Danos una mirada profunda y sobrenatural para contemplar nuestra realidad con tus propios ojos y ayúdanos a comprometernos en la construcción de una patria grande y de todos, a través del ejercicio de la solidaridad; y la fortaleza para dejar nuestros intereses personales y apostar siempre y en todas partes por el bien común”.
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